El tilinte, el peche, moviendo el atol de elote, las pupusas y Cojute, Cojute son sin lugar a dudas los éxitos musicales que han puesto a bailar los salvadoreños aquí y en cualquier parte del mundo.
La jocosidad de las melodías, el ritmo y las letras que en su mayoría hacen referencia a las costumbres y tradiciones de la tierra cuzcatleca, aunque de una manera simple pero muy pegajosa han consagrado a su compositor: José Aguiñada como el embajador y maestro del "cumbiarengue".
Sus dotes artísticos se remontan a la infancia de este tímido cantautor. El escenario fue la escuela Federico González, del municipio de San Sebastián, departamento de San Vicente.
Aquí formó parte de la banda de paz y se sumó al grupo de los redoblantes. La experiencia cautivadora lo llevó a explorar otros instrumentos y con la ayuda de su padre comenzó a tocar la guitarra de forma empírica.
Poco tiempo después le dio vida a un conjunto familiar llamado "Oro Negro", donde junto a sus hermanos y primos inició su carrera musical. Y aunque la aventura musical duró apenas año y medio no apagó la chispa de Jhosse.
El artista ha llevado su música a diversos países. DE ESPÍRITU LIBRE
El "veneno", como suele llamar a su pasión por la música, lo atrapó y a finales de 1975 pasó a formar parte de la famosa agrupación Espíritu Libre.
A partir de entonces, José Arcadio y Arturo Molina, su mentor en guitarra profesional, formaron el grupo junto a su Hermano Luis Felipe.
El bajo y la guitarra en manos de Jhosse comenzaron a sonar en los escenarios donde también afloró el talento de compositor.
Uno de sus muchos éxitos fue la emblemática canción de las pupusas.

La experiencia acumulada lo impulsó a alzar vuelo y a explorar nuevos horizontes dentro y fuera de El Salvador.
Al principio era José y su grupo Lora, nombre que aún no lo convencía, pero su música generó un "boom" entre sus admiradores que lo venían siguiendo años atrás.
El primer año de formación logró hacer varias giras a los Estados Unidos donde los connacionales lo recibieron con aplausos. Luego se sumaron otros contratos hacia Canadá, toda Centro América y Australia.
Sin que el nombre le quitara el sueño comenzó a cosechar más éxitos y es que el ritmo entró con todo.
"Con Lora me siento libre, soy otro en el escenario y bailo con mi público al ritmo cumbiarenge, es decir mitad cumbia y mitad merenge", afirma entre risas.
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